6 de abril de 2012

Matador

Por la puta que me parió. ¿Que he hecho yo para merecer hesto? Después de esperar meses para ver la película La piel que habito, la miro justo hoy, ¿tras cenar una rica de una lasaña cinco quesos? Por Diós, ¿donde está el aire? No lo puedo sentir...

A quién interesar pueda las pelis de Almodóvar, sea por qué le llama la atención por la estética kitsch, o por la humanización de las personajes más subhumanas, o por toda crítica al sistema español conservador - ¡¡¡olvide!!!! Ahora la piel es otra. ¡Y muchísimo más dolorosa! La verdadera mala educación.

No sé, y no mi atrae saber, de la novela que ha inspirado el director a hacer tal enredo tan loco como este, pero nunca, jamás mi he imaginado con asco, con ganas de no haber mirado una peli como estoy ahora. He caído de los tacones lejanos y sin volver mi deparé con uno otro Almodóvar. Uno tipo nuevo, pero más adentro de los laberintos de pasiones.

En el culo los padres, la hipocrisia de la iglesia católica, los homofóbicos y todo el sistema, sobre los cuales Almodóvar siempre se acostó y roló. ¡¡¡Por qué ello si, nunca fue un cabrón!!! Y lo ha probado esto a cada nueva producción y no nos ha decepcionado. Todavía, hoy me cayeron los butías de los bolsillos...

No tiene ninguna Kika, nadie pide hable con ella, no se escuchan mujeres al borde de un ataque de nervios, pero es definitivamente ¡¡¡matador!!!

No hay humorismo. Las canciones no son por dolor de codo. Ni la atmósfera colorida de la estética kitsch y todo su deslumbre están presentes. Ahora el color es más aún psicológico. Es un fardo. Un peso sin precedentes. El director hizo todo como manda su ley del deseo. ¿Y que corajoso és, no? Se pone a profundizar la dolor de sus personajes con maestría. Desarrolla la peli como quién cuenta un cuento común. Disfruta del nuevo con el sabor del nuevo y goza con las caras de ¡atame! que hacemos nosotros con tanta locura inclusa en una sola obra...

Es visceral y nos deja con la carne tremula...

Así que, recuperado el aire, - y con la cola entre tinieblas - solo puedo decir:
¡¡¡Gracias por la piel que habito!!!

4 de fevereiro de 2012

El bebé se vá a la escuela. ¿Y la madre?





Bueno, es llegada la hora de sacar el polvo y volver al trabajo!
Allá se fueron siete meses lejos de mis tareas profesionales. Seis meses de licencia maternidad y uno de vacaciones. Fueron meses de fuertísimos cambios en mi vida, de nuevos sentimientos, nuevas descubiertas, nuevos vivires... Regalos inolvidables... ¡Ahora soy madre! Y cuanto amor he añandido a mi ser... Fueron días y noches que dejé las puertas y ventanas de mi casa abiertas...





Miro al lado y veo mi hijo, el amado Bolívar, bello, saludable, fuerte, feliz... y siento que todo pasó rápido demás. Hasta parece que ayer yo estaba llena de miedos y dudas y más dudas de como habería de ser el parto, la lactancia y todo. Pués, todo salió muchísimo bien: gracias a Diós!!!




Vivimos días y noches de inmensas felicidades. Son divinas las sensaciones de cada movimiento nuevo del. De cada sonrisa, cada sonido, cada mamada, baño, juguete, paseo, viaje... Tiempos vividos con la intención de ofrecer lo mejor de mí misma.




Pero, ¿dondé andará mi capacidad de desapego? ¿Que naturaleza de mujer es esta que mi impide de quedarme tranquila con el bebé que se vá a la escuela? ¿Por qué la sensación de asfixia solo de pensar en quedarme lejos de mi hijo por horas y horas seguidas?




Hoy, traigo el corazón chiquito, duelendo de miedo de dejar mi hijo en la escuela. Todavía, sé que es necesário, que la vida se pone así. Que debemos estar seguros y tal. Agradezco a Diós por tenermos una casa, trabajo, salud, unión, ganas de vivir y de puedermos dar toda la educación, atención y amor que Bolívar merece. ¡y como merece!!! El he nos traído mucho, más mucho, mucho mismo, amor. Un amor tan grande que transborda del corazón, no cabe...




Tengo intentado llevar mis pensamientos para su modo de ser. Bolívar es un niño simpático, que no llora casi nunca, que mama en el pecho y en la mamadera, que ya come frutitas y sopas. Creo que el vá a salir un gran estudiante, que se salirá bien junto a los otros bebés. Sin embargo, siento miedo. A la miente me viene siempre la duda si el no vá a quedarse con hambre, si no vá a tener miedo del lugar que no conoce, si no vá echar de menos su mamá y su papá, si no vá llorar y sentir ganas de mis pechos...

Ya me duele el corazón... Justo yo que nunca supe dar adiós sin llorar. Ahora es llegada la hora de apartarme de mi bebé...

Todo lo que pido a Diós es que mi dé más fuerza para pasar a el mucha seguridad. Así el quedará bien. No más, es trabajar bastante para que las horas vuelen y de pronto poseeré en mis brazos mi hijito amado...